Fecha: 3 Octubre, 2013
Horario: 10:00 a 06:00
Lugar: Salón José Miguel Blanco, MNBA
Arte, ciencia y tecnología son tres grandes campos de interacción y enriquecimiento mutuo. Frente al exponencial crecimiento técnico propio del siglo XX, artistas chilenos provenientes de distintos campos de especialización, en su mayoría documentalistas, artistas visuales y arquitectos, exploraron la convergencia entre tres áreas específicas de análisis: la vinculación entre artistas y centros de investigación científica; la masificación de interfaces que incorporan espacios físicos y virtuales; y la integración de diversas fuentes de energía. Así, cuestionaron los límites entre las distintas disciplinas artísticas, y la confluencia de diferentes tradiciones académicas y los problemas de las políticas culturales.
Desde un análisis histórico este coloquio abordará conflictos chilenos actuales como: la inexistencia de infraestructuras para la investigación de las relaciones entre ciencia, tecnología y arte; el escaso contenido sobre estas materias en las mallas académicas de las escuelas de arte; las incipientes conexiones entre los distintos fondos del área cultural; y los permanentes cambios en los requerimientos para su postulación.
PANELISTAS:
Margit Rosen: Contexto histórico internacional acerca del comienzo del uso de computadores y nuevas tecnologías digitales como medios artísticos y también como inquietudes temáticas respecto a su repercusión social.
David Maulen: Contexto histórico nacional acerca de la relación entre arte, tecnología, diseño y artesanía, teniendo en cuenta la fundación de la Escuela de Artes Aplicadas de la Universidad de Chile. Se resalta la importancia de la combinación de las tradiciones locales de artes y oficios con la enseñanza europea en el contexto globalizado e interconectado actual.
Demian Schopf: ¿De qué manera se ha entendido la relación entre lenguaje y nuevas tecnologías a través de la historia del arte? ¿Qué papel juega la escritura automática y el metalenguaje comunicacional en el contexto de una obra en el contexto tecnológico actual?
Carlos Pérez: Reflexión sobre la historia social de la ciencia y la tecnología, y sus efectos en el contexto cultural. Las relaciones y cambios entre el ámbito audiovisual y el ámbito lingüístico durante el último siglo.
Graciela Taquini: Repaso de la historia del video argentino y de su propia carrera artística. La influencia de Prelorán en su formación y su interés por las posibilidades de los usos creativos de la tecnología. ¿De qué manera la actual multimedialidad e interactividad de los dispositivos digitales, como consumidores de energía, se relaciona con los ciclos de los cuatro elementos: tierra, agua, fuego y aire.
MODERADOR:
Enrique Rivera
ABSTRACTS:
¿Existirá el arte después de la revolución?: acerca de las tecnologías de la computación y las artes durante 1960 y 1970
por Margit Rosen
Las artes visuales, en comparación con la música y la poesía, responden con un significativo retraso a la “revolución invisible” descrita por Abraham Moles, que corresponde a la invención y diseminación del uso de computadores. Con el foco en las tecnologías de la computación, se examinan los diferentes modelos de la relación entre arte, ciencia y tecnología, como es formulada en Europa y Estados Unidos en la década de los sesenta. Teniendo en cuenta el sentimiento de falta de energía en vistas al desarrollo de la tecnología y la ciencia, percibidas como incontrolables e independientes de la sociedad, los artistas eran confrontados con grandes expectativas y forzados a redefinir su rol. ¿Qué esperaban los artistas al usar nuevas tecnologías? ¿Qué esperaban los filósofos, curadores y cronistas del arte? El discurso y la práctica de los computadores y las artes, así como la selección de individuos que contribuyeron a ello, estaban determinados, en gran medida, por las dificultades de acceder a las tecnologías a nivel institucional y técnico. La autonomía de las artes fue puesta en cuestión desde esta nueva perspectiva.
Vernacularidad y funcionalismo: la nueva Escuela de Arte de 1928
por David Maulen
Durante los año veinte del siglo XX, hasta el inicio de los años setenta, Chile y la mayoría de los países Latinoamericanos estaban insertos en el modelo de Estado Desarrollista, cuyas bases se consolidaron después de las preguntas fundamentales surgidas como consecuencia de la Primera Guerra Mundial. Durante el inicio de este período, la idea de progreso quedó bajo fuerte cuestionamiento después de que el mayor avance en ciencia y tecnología de la historia de la humanidad fuese utilizado para la (auto)destrucción. Estas preguntas fundamentales obligaron a replantearse los procesos de construcción de realidad desde una situación cero. Además por primera vez, desde la llegada de los españoles al continente, las grandes potencias europeas sufren un retroceso respecto a las ex colonias. Fue un momento único para desarrollar posturas respecto a la identidad y construcción de significados propios. En Europa las Escuelas de Frankfurt y Viena, entre otras, intentaron recomponer las áreas de conocimiento y construcción de significados, fragmentadas por el modelo anterior de progreso. En definitiva, los artistas se preguntaron qué tipo de prácticas podrían corresponder a la construcción de una nueva sociedad, no de manera ilustrativa, sino concretamente como constructoras de sistemas. Desde aquí, cobra vigencia el planteamiento de la vanguardia histórica, referido a la participación en los últimos avances de todas las áreas del conocimiento. Una profunda revisión del concepto de diseño, surgido en el origen de la modernidad occidental, retomó el camino de una concepción creadora que vinculara las últimas tecnologías como parte integral de las nuevas teorías pedagógicas, que plantean la construcción del conocimiento desde el reconocimiento de las variables culturales propias. Así se fue gestando la mayor coyuntura de la historia chilena respecto a los vínculos entre arte, ciencia, tecnología y sociedad. A partir de la cual los movimientos docentes y sociales intentan estructurar una nueva constitución, que pretendía implementar una reforma educativa radical en el año 1928. Es este momento en que las principales tendencias del arte, aplicado a las nuevas tecnologías, se cruzaron con profundas preguntas relativas a la cultura popular y el arte indígena, enfrentando la pregunta por la verdadera posibilidad o imposibilidad de un arte contemporáneo chileno. Una coyuntura tan transformadora como compleja quedó sepultada en el olvido por décadas, pero, al mismo tiempo, trazó los horizontes de los principales acontecimientos que sucederían en décadas futuras a partir de desafíos que se encuentran aún en proceso de reformulación.
Arte, técnica y catástrofe
por Carlos Pérez
La sociedad capitalista ha sido la más dinámica y revolucionaria en la historia humana. Creció al ritmo de enormes conmociones económicas, políticas y sociales. Creó su ciencia y su técnica al calor de la guerra, de la crisis económica general, y del saqueo sistemático de su periferia. Su arte expresó a la vez sus promesas de futuro, su realismo desalmado y su sentido mercantil. Muchas veces el arte fue el campo de experimentación de sus técnicas. Otras tantas veces, las técnicas revolucionaron al arte. Ahora, a principios del siglo XXI, cuando la sociedad capitalista clásica agoniza, superada por sus propios vicios y por los grises funcionarios que prosperaron a su sombra, la mercantilización, tanto del saber como del arte, se entremezclan con formalismos y burocratismos crecientes. En medio de esta vorágine, todo lo que apunta hacia un mundo mejor y más libre, apunta también, casi de la misma forma, hacia crecientes esclavitudes y desastres ominosos. La catástrofe, que ha sido el principal rasgo de su desarrollo, parece ser también el signo de su muerte. Arte, técnica y catástrofe han compartido y comparten hoy un destino común.
Máquinas de coser
por Demian Schopf
En una primera etapa, se presenta una lectura comparada entre algunos trabajos artísticos que se ocupan de la generación algorítmica de textos y las teorías de cúmulos de descripciones definidas, tal como las formularon, hace ya un tiempo, algunos filósofos analíticos, particularmente Peter F. Strawson (1919-2006) y John R. Searle (1932). Su punto de inflexión es la fuerte crítica propinada a dicha teoría del significado por Saul A. Kripke (1940).
Resulta pertinente, además, un análisis de la lógica de predicados o lógica de primer orden, precisamente en virtud de la noción de una máquina lógica, que recibe un conjunto de objetos y devuelve como resultado un único objeto lógico que, no obstante, constituye una constante que puede portar variables diversas y no determinables a priori como el algoritmo. Es en ese punto en donde las máquinas en cuestión se abren a lo indeterminado. Aquí se vuelve oportuna una lectura de los tres aparatos desde la noción de juegos de lenguaje del segundo período de los escritos de Ludwig Wittgenstein: el mismo juego de lenguaje, repetido algorítmicamente hasta la saciedad, puede provocar que se den a conocer juegos de lenguaje contingentes, cuya cadena genética no resulta asible desde la noción de algoritmo (si es que verdaderamente resulta siquiera asible).
Finalmente, en una segunda etapa, se examinan algunas nociones del procesamiento de lenguaje natural (NLP), como el análisis semántico latente (LSA) o el análisis semántico latente probabilístico (PLSA). Dicho examen constituye el primer avance de una investigación en curso, que busca ampliar los criterios mediante los cuales una “máquina” puede “coser” palabras y oraciones sin acudir exclusivamente a un único modelo, sino a una multiplicidad de éstos.
Metáforas de la supervivencia
por Graciela Taquini
Desde FASE, un encuentro sobre arte y tecnología que se viene produciendo desde 2009 en Buenos Aires en el Centro Cultural Recoleta, centro del cual Graciela Taquini es curadora general, se muestran aspectos de la producción artístico-tecnológica en la Argentina, junto con un intercambio de visitas de artistas y teóricos de otras latitudes.Este año continuando con el tenor del año pasado, el eje de discusión es el de las metáforas de la supervivencia.
En este coloquio, como antecedente a la quinta versión de FASE, se reflexiona acerca de los cambios producidos por la Revolución Industrial de finales del siglo pasado, que condujeron definitivamente al paso de una cultura aún dependiente de los ritmos de la naturaleza, hacia otro tipo de civilización que podría transformar el día en noche. Se trata de un mundo cada vez más artificial, urbano y masivo, y una era regida por las leyes del capital del mercado y las finanzas. Positivismo, modernidad y progreso funcionaron como el motor ideológico y protector de esta sociedad en desarrollo. Desde los movimientos artísticos, el futurismo celebraba la máquina, la velocidad, la luz y la electricidad. Más tarde, el arte cinético apuntó a potenciar las nociones de encendido y apagado. En los años cuarenta, Gyula Kosice utilizó el agua y la energía, ya no como representación sino como materiales creativos, para inaugurar una utopía, cuya contrapartida es el acontecimiento político del peronismo en Argentina. Desde el hemisferio norte el conspicuo representante de la neovanguardia de los setenta Nam June Paik, a pesar de su optimismo, acude a la metáfora apocalíptica con Candle TV (1975).
FASE 5 homenajeará al artista de los años setenta Víctor Grippo, quien a través de su obra opone una respuesta americana a la cosmovisión distópica de la postmodernidad, acicateada por las catástrofes naturales y sociales del capitalismo salvaje en crisis: la era post nuclear, la caída del muro y el nuevo orden mundial. Este representante del conceptualismo latinoamericano utiliza la papa material noble para construir el sentido de que otra energía es posible. Un posible marco teórico lo podría instalar el antropólogo Rodolfo Kusch, no a partir de la concepción ontológica occidental del ser, sino desde el estar inmersos en la América profunda. Al mismo tiempo, una serie de obras actuales exploran esa relación de vida, muerte y resurrección que, tal vez, puedan enfrentar el pesimismo de la postmodernidad.
Agradecimientos especiales a la Cancilleria Argentina y la Universidad Maimonides